domingo, 18 de enero de 2009

LA ESTATUA

Interpreto este poema como una práctica del tan nombrado “desdoblamiento” tan recurrido en la poesía y en el surrealismo. La capacidad de mirarse a uno mismo y reconocerse en “el otro”: el que nos mira desde el espejo. El que vigila mientras dormimos y duerme mientras nosotros permanecemos en vigilia. La dualidad que en todo momento se hace presente.

Al leer este poema me imagino a Villaurrutia ante el espejo: al escribirla se concibió como una estatua, y en él refleja su personalidad misántropa e incluso esa frialdad con las que algunos dicen solía conducirse. Al respecto, Rosa García Gutiérrez, menciona: “El poeta se interpela a sí mismo, recriminándose el blindaje que a lo largo de la vida ha utilizado para protegerse de los sufrimientos del amor". Por eso me agrada tanto, porque me identifico con sus palabras, con su reflejo. Acaso yo también soy una estatua dura e impasible, que no quiere ser manchada.


ESTATUA

Te has hecho unos ojos duros,
sin fondo y sin horizonte,
que no miran,
que no quieren que otros ojos
curiosos, lentos, los miren.

Te has hecho, pacientemente,
con un cuidado infinito,
un cuerpo, un cuerpo de mármol,
pulido, perfecto, frío.

Y es inútil que otros ojos
pretendan tocar los tuyos
con dedos de luz,
con rayos que no ciegan
ni hacen daño.

Y es inútil que otros cuerpos
quieran mirarte de cerca
con los ojos misteriosos
que hay en la piel,
con los ojos de los dedos,
con los sensibles, despiertos,
de los labios.

Te has hecho un mundo de estatua,
lleno de ti, para ti.

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