domingo, 18 de enero de 2009

LA ESTATUA

Interpreto este poema como una práctica del tan nombrado “desdoblamiento” tan recurrido en la poesía y en el surrealismo. La capacidad de mirarse a uno mismo y reconocerse en “el otro”: el que nos mira desde el espejo. El que vigila mientras dormimos y duerme mientras nosotros permanecemos en vigilia. La dualidad que en todo momento se hace presente.

Al leer este poema me imagino a Villaurrutia ante el espejo: al escribirla se concibió como una estatua, y en él refleja su personalidad misántropa e incluso esa frialdad con las que algunos dicen solía conducirse. Al respecto, Rosa García Gutiérrez, menciona: “El poeta se interpela a sí mismo, recriminándose el blindaje que a lo largo de la vida ha utilizado para protegerse de los sufrimientos del amor". Por eso me agrada tanto, porque me identifico con sus palabras, con su reflejo. Acaso yo también soy una estatua dura e impasible, que no quiere ser manchada.


ESTATUA

Te has hecho unos ojos duros,
sin fondo y sin horizonte,
que no miran,
que no quieren que otros ojos
curiosos, lentos, los miren.

Te has hecho, pacientemente,
con un cuidado infinito,
un cuerpo, un cuerpo de mármol,
pulido, perfecto, frío.

Y es inútil que otros ojos
pretendan tocar los tuyos
con dedos de luz,
con rayos que no ciegan
ni hacen daño.

Y es inútil que otros cuerpos
quieran mirarte de cerca
con los ojos misteriosos
que hay en la piel,
con los ojos de los dedos,
con los sensibles, despiertos,
de los labios.

Te has hecho un mundo de estatua,
lleno de ti, para ti.

sábado, 10 de enero de 2009

PERSONAJES Y NO PERSONAS: LAS MÚLTIPLES FACETAS DE VILLAURRUTIA

En el prólogo a “OBRAS” de Xavier Villaurrutia (editado por el Fondo de Cultura Económica), Alí Chumacero refiere:

Como autor teatral, Villaurrutia no se olvidó de los procedimientos que tan lúcidamente aplicó a la poesía. La inteligencia, desnuda en ágiles diálogos, preside la trama de sus obras, y la ironía, repartida por igual entre los personajes, juega importante papel en el proceso y en el desenlace de las escenas. Sus obras menores en un acto se resuelven con la facilidad mecánica del soneto. Cuidadosamente elaboradas, figuran entre las mejores que ha producido el teatro mexicano, y constituyen los preliminares para introducirse en la dilatada concepción de piezas mayores –Invitación a la muerte, La mujer legítima, La hiedra, por ejemplo–, donde esas prácticas formales hicieron de su trabajo uno de los más diestros y de mayor sello personal.

Villaurrutia prefería crear los personajes antes que recogerlos del mundo circundante, frente a la realidad cotidiana, opuso una realidad inventada en que las ideas dominan las intervenciones de sus personajes: seres nacidos de la imaginación, apenas relacionados con nuestros prójimos, o fantasmas que representan, cada cual por su parte, las múltiples facetas de la conciencia villaurrutiana. Son, por sustancia propia, personajes y no personas. “Estas vidas matemáticas –dice Gorostiza– no tienen nada que ver, naturalmente, con la realidad, en cuanto, lejos de buscar en ella su modelo, se convierten en su modelo, la llevan a un plano ideal para someterla a su lección de disciplina y rigor”. El realismo era, pues, para Villaurrutia una propensión literaria con la que no mostraba afinidad. Fiel a tendencias que exigen del teatro el afán de inventar su propio mundo con un irremplazable lenguaje, insistió, aún en sus últimas piezas, en no relacionarlo con situaciones distintas de las exclusivamente teatrales; es decir, sus obras no intentaban “resolver más problema que el que ellas mismas se planteaban”.

Si en las representaciones Villaurrutia obtuvo éxitos inmediatos, en la lectura sus obras cobran sinfín de cualidades, derivadas del juego de las ideas sostenidas en intencionadas frases que a menudo suplantan el movimiento escénico. En buena proporción, es un teatro “más propio para ser leído que representado”. Bella y cuidadosamente escrito, con el imprescindible relieve en cada uno de los parlamentos, el diálogo combina la rapidez mental y el correcto lenguaje, signos reveladores de un ingenio que en ningún momento fue el de un improvisado. La frase cumple, dentro de la composición general de la obra, similar papel que las palabras en el desarrollo del poema. La continencia ante posibles desbordamientos efusivos, la justeza de las palabras respecto a los estados de ánimo de los personajes y la oportunidad con que intervienen en la conversación haciendo uso de premeditadas y aforísticas frases son distintivos de la obra teatral villaurrutiana. Eso es lo que sobrevive de su teatro y lo que con más sostenido aliento lo define. Porque si en los temas Villurrutia supo abordar las relaciones sociales de la clase media, los conflictos familiares y los oscuros mecanismos amorosos, también es evidente que todo ello sólo aparenta ser un pretexto para manifestar, con la magia de un arte rigurosamente ejercido, su múltiple personalidad.


Mi comentario:
Efectivamente lo que más sorprende de las obras de teatro de X.V. es la naturaleza fantástica de sus personajes, que son sin duda una especie de “seres fantasmales”, inmersos en las profundidades de la siempre enigmática realidad villaurrutiana, de SU realidad, o de SUS realidades. Resulta por demás interesante proponer que con cada uno de estos personajes, se representa él mismo, es decir, sus múltiples facetas, las cual, el afirma, todos tenemos. Por otra parte es de notarse que al igual que en su poesía, las sombras se mueven furtivamente de un lado a otro, los objetos cobran vida.

Destaco las siguientes ideas que me agradan en particular:

a) Prefería crear a sus personajes antes que recogerlos del mundo circundante
b) Frente a la realidad cotidiana, opuso una realidad inventada en que las ideas dominan
las intervenciones de sus personajes
c) Son, por sustancia propia, personajes y no personas
d) Representan, cada cual por su parte, las múltiples facetas de la conciencia villaurrutiana
e) No tienen nada que ver, naturalmente, con la realidad, en cuanto, lejos de buscar en ella
su modelo, se convierten en su modelo

De su obra “Parece Mentira”, extraje las siguientes ideas que me llamaron mucho la atención, expresadas por algunos de sus personajes:

1) El “Empleado” responde al “Curioso” cuando éste le cuestiona acerca de la “pérdida de tiempo”:
“No me refiero al tiempo que empleamos en un trabajo de las manos, en coser un expediente o en poner en marcha el multígrafo, tiempo que al fin y al cabo podemos soldar nuevamente después de una pausa más o menos larga, sin pérdida considerable. Piense usted en el tiempo que sustraemos al desarrollo de una idea, a la continuidad de un monólogo, a la visita de un recuerdo precioso, que, una vez interrumpidos, se escapan y se esconden en el desván de nuestra memoria para reaparecer quién sabe cuándo”

2) El “Empleado” responde al “Curioso” cuando éste le pregunta acerca de la ignorancia de los dobleces de la personalidad:
El hombre vive y muere ignorándose. Toda su vida, o punto menos, la gasta haciendo lo posible por reconocer que en realidad no es un hombre sino dos o más. Juega consigo mismo al escondite, y aún sabiendo dónde se oculta, no se atreve a decir “aquí estoy” o “aquí está el otro”. Usted mismo que, así, de pronto, me ha situado en dos climas tan diversos, el del empleado y el del poeta, ¿se ha confesado cuántas y cuáles son sus vidas simultáneas?

Mientras que en la obra “¿En qué piensas?”, el personaje de “María Luisa” es el de una mujer que afirma amar a tres hombres “no al mismo tiempo”, sino “en el tiempo”: ama a Carlos porque la amó, a Víctor porque la ama y a Ramón porque la amará. Una propuesta que invita a pensar y a pensar, y a seguir leyendo las demás obras y a seguir adentrándose en los elaborados y misteriosos mundos de Xavier Villaurrutia.

martes, 6 de enero de 2009

P O E S Í A

Eres el espejo que refleja lo invisible...

¡La Poesía! Uno de los grandes amores de Xavier Villaurrutia. La de poeta es su faceta más conocida, aunque dicen que mostró talento como dramaturgo, guionista y crítico, nada se compara a su trabajo poético.
Para él, la misión del poeta era "Volver visible lo invisible", don y maldición a la vez que solamente los poetas poseemos: ver cosas que los demás no ven, percibir la vida secreta, oculta de las cosas.
Este poema en particular se lo escribió a la "Poesía". Es muy interesante la forma en la que la veía y la sentía, lo que significaba para él. En la última estrofa el declara sentirse "desnudo" sin ella. Es similar a mi idea de sentirme "muda" cuando no puedo escribir.
Fué publicado en la revista "Ulises", en su cuarto ejemplar, en octubre de 1927.
POESÍA

Eres la compañía con quien hablo
de pronto, a solas.
Te forman las palabras que salen del silencio
y del tanque de sueño en que me ahogo libre hasta despertar.

Tu mano metálica
endurece la prisa de mi mano
y conduce la pluma
que traza en el papel su litoral.

Tu voz, hoz de eco
es el rebote de mi voz en el muro,
y en tu piel de espejo
me estoy mirando mirarme por mil Argos,
por mil largos segundos.

Pero el menor ruido te ahuyenta
y te veo salir
por la puerta del libro
o por el atlas del techo,
por el tablero del piso,
o la página del espejo,
y me dejas
sin más pulso ni voz y sin más cara,
sin máscara como un hombre desnudo
en medio de una calle de miradas.

jueves, 25 de diciembre de 2008

IMAGINANDO TU PARTIDA: 38° ANIVERSARIO LUCTUOSO

La has sentido siempre dentro de ti, pero estos últimos días has presentido su cercanía más que nunca...intuyes su llegada en cada latido, en cada paso, en cada exhalación. Esa presencia que para los demás es fría pero que para ti significa luz y calor. No existe un solo lugar en el que no la veas, en el que no la escuches o la sientas cerca. Respira junto a ti y eres testigo de su aliento, reflejado en el vaho del espejo, en la humedad matutina de las ventanas: sabes que no es humedad, es el reflejo de su respiración, de ella, que ha dormido junto a ti, dentro de ti. La sabes unida a tu ser y a tu existencia desde el principio, desde que viste la primera sombra, sabes que todas las sombras son de ella, que ha tomado la forma de cada cosa que te rodea solamente para poder estar cerca de ti. La escuchaste respirar desde que despertó tu oído con un primer susurro de silencio. La reconoces guiando tu mano a través de lo que has llamado el litoral del papel. Siempre junto a ti. Ella y la poesía han sido tus compañeras más fieles e incondicionales.

El día de hoy amanece con esta fecha en el calendario: 25 de diciembre de 1950. La última que escribirás como ser terrenal. Sabes que hoy es ese día: el de la cita final con tu musa invisible. Con tu musa pálida y redentora. Sabes que llegará de madrugada, no podría ser de otra forma porque necesita las sombras, las formas de la noche para llegar a ti, para sellar ese encuentro en el que habrán de unirse eternamente, en el que podrá, finalmente, ser visible ante tus ojos, a cambio de que le entregues tu alma, esa alma que siempre le has prometido como una ofrenda y la cual a su vez ella habrá de entregar a la inmortalidad. Te mantienes sereno, pausadamente emocionado. Preparas lo necesario para el viaje sin retorno hacia la patria añorada, la patria ya conocida, a la que continuamente le has cantado en tus poemas. Amanece el día de hoy con esta fecha en el calendario: 25 de diciembre de 1950. La última que se escribirás todavía como ser terrenal.

Me detengo en este punto porque observo dos posibilidades, dos posibles desenlaces que intenté extraer de tu “Décima Muerte”.

En las Estrofas III y IV te encuentras recostado sobre tu cama, pero no estás dormido. La ves entrar, justo como lo describes, con los ojos cerrados. Una dama de luz tenue que atraviesa las paredes o la puerta (no es posible saber por donde entró). Penetra serenamente tu alcoba, obscura, efectivamente e ilumina tu rostro con fascinación. Ella te ama, te corresponde., y también ha estado esperando este momento. Se trata de una dama muy blanca, de manos largas y dedos finos, o como lo pediste: de un tacto sutil y blando. Se acerca cada vez más a ti y con docilidad, complaciéndote una vez más, te mira sin mirarte. Con suavidad coloca sus manos sobre tu cabeza y entonces empiezas a llenarte de paz, de esa paz luminosa que tantas veces invocaste. Sabes que estás a punto de llegar, no de partir. A punto de convertirte en la materia de diamante, eterna y pura que alguna vez fuiste capaz de soñar, que alguna vez ella te prometió y por lo que le pagaste con poemas. De ahora en adelante no habrá más “nuncas” ni más “quizás”.

En las estrofas V y VI te encuentras sentado frente a tu escritorio: contemplas con agradecimiento el papel y las plumas, los objetos que te permitieron transformar tus ideas y tus sentimientos en palabras vivas. Das un último vistazo a tu recámara, un último viaje alrededor de la alcoba. Observas el techo, el piso, la puerta y el espejo: las rendijas y los huecos por donde la poesía solía escapar tímidamente cuando el menor ruido llegaba inoportunamente a interrumpir su idilio. No los verás más de forma material, pero te los llevas en el alma, en las profundidades de tu corazón. Sonríes satisfecho, sabes que se te permite llevar contigo lo que tú quieras; y que sin pensarlo dos veces te has apresurado a guardar primero las palabras, tus cómplices eternas. También irán contigo las sombras, los cuadros, la noche, el mar, la nieve, la noche, tu rosa negra; y por supuesto tu estatua de mármol, la de cuerpo perfecto y frío. Es muy probable que ya no la necesites, pero igual no tienes a quién dejársela, y no quieres que esté sola. Repasando estás una vez más esa lista de cosas que simplemente no se te pueden olvidar, cuando la puerta se abre muy despacio, muy lentamente. Te levantas y la miras de frente, con ecuánime expectación y sin asombro. La veo nuevamente como una dama pálida de semblante poco expresivo pero a la vez amoroso en medio de esa minúscula expresión. Su ropaje es menos luminoso que el que imaginaste en las estrofas anteriores (No duermo para que al verte entrar lenta y apagada). Los dos se observan sin sorpresa alguna, después de todo, son viejos conocidos. La observas extasiado y al fin ella te extiende sus brazos. Camina hacia ella con templada emoción, satisfecho de saber que esa cita anhelada está cumpliéndose y que su brevedad no impedirá que sea eterna. Finalmente se funden en ese abrazo inmortal que te llevará a él de regreso a esa patria anhelada, tantas veces evocada en tus versos. Finalmente, en ese instante perdurable, que sólo a los dos y a nadie más ha pertenecido, lo único que morirá será la Nostalgia .Tú no puedes morir, no podrás hacerlo nunca. Pero este encuentro ha sido necesario para que entregues tu alma a la inmortalidad; y mientras esa alma pasa ahora a formar parte de un estado superior, tu nombre, tu obra y tu misterio quedan grabados eternamente en la historia literaria de un país que con tristeza pero a la vez con orgullo te despide como uno de sus más amados y sensibles hijos.

sábado, 1 de noviembre de 2008

PRIMER ENCUENTRO

No es casualidad haber esperado hasta noviembre para abrir este blog. Tenía que ser en este mes, y en este día. Xavier Villaurrutia fue un hombre para quien la muerte significó siempre una compañera cotidiana y fiel, la sombra que acompañaba su cuerpo, la conocida patria a la que habría de regresar alguna vez. La comprendió y la aceptó como pocos lo hacen, la trató incluso con amor y le escribió poemas. Para muchos es considerado "el poeta de la muerte" por la cantidad de alusiones que hace a la misma en muchas de sus obras. Un tema continuo y recurrente, que nunca salió de su cabeza.

Por eso elegí este mes y este día para iniciar este humilde homenaje, esta ofrenda personal al que considero el mejor poeta mexicano del siglo XX y si no lo fue, al menos es al que más admiro. Me identifico impresionantemente con su obra y con muchas de sus ideas, con su carácter melancólico. Sus poemas y escritos han sido como revelaciones en mi vida. En este punto del camino lo considero mi mayor héroe literario, mi maestro, una de mis inspiraciones divinas. Su poesía me envuelve con sutileza y a la vez inunda mi alma con intensidad, como una especie de luz divina. Amo la fineza y la exquisitez con la que hizo siempre uso del lenguaje, de nuestro bello idioma, que en palabras suyas es más y más hermoso todavía. Me encantan la originalidad de sus juegos de palabras. Decidí pues, abrir este espacio porque no era suficiente agregar entradas a mi otro blog en las que invariablemente, en mayor o menor cantidad terminaba por mencionarlo. Y porque él merece un espacio aparte.

Tampoco fue casualidad aquél día del año 2000 (siento no recordar la fecha exacta) en la que entré a esa Biblioteca y guíada por algún designio divino, crucial y determinante en mi vida, tomé ese libro..."Nostalgia de la muerte" y entré por primera vez a su mundo sin imaginar que no saldría ya nunca más de él.